Cuando Jerez fabricaba lápices: la primera fábrica de España y su historia olvidada

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  Cuando Jerez fabricaba lápices: la historia de una industria pionera El lápiz, tal y como lo conocemos, nació en el siglo XVI tras el descubrimiento del grafito en Inglaterra. Aquel invento, sencillo en apariencia, transformó la vida cotidiana: facilitó el acceso a la escritura y al aprendizaje, permitió a artistas y arquitectos dar forma a sus ideas y democratizó la creatividad, poniéndola al alcance de todos. Con él, la educación se volvió más accesible, la ciencia más práctica y el arte más libre. Este pequeño objeto, que ha acompañado a generaciones enteras en pupitres, oficinas y talleres, también tuvo un capítulo inesperado en la historia de Jerez de la Frontera. Porque, aunque solemos asociar la identidad de la ciudad al vino y al flamenco, a comienzos del siglo XX aquí se levantó la primera fábrica de lápices de España. El sueño de un emprendedor La idea fue obra de Juan Vicente Vergara Lassaletta , empresario nacido en El Puerto de Santa María y descendiente de una f...

Descubriendo el Palacio Dávila: Un Tesoro del Siglo XVIII en Jerez







El Palacio de Bertemati en Jerez de la Frontera: Una Joya del Siglo XVIII


Hoy comenzamos nuestro recorrido por algunos de los monumentos más representativos de Jerez, y nos centraremos en los palacios que enriquecen su legado arquitectónico. Iniciamos este viaje con el Palacio Dávila, también conocido como Palacio de Bertemati, situado en la emblemática Plaza del Arroyo. Este edificio, cuya construcción se llevó a cabo entre 1772 y 1777, es una muestra clara del esplendor arquitectónico de finales del siglo XVIII. Fue mandado erigir por Juan Dávila Mirabal, miembro de una influyente familia de la ciudad.



El palacio se compone en realidad de dos edificaciones unidas en su interior, aunque a simple vista se perciben como dos estructuras separadas debido a las dos portadas exteriores. La puerta situada a la izquierda presenta un diseño más elaborado, destacando los elementos decorativos que adornan su fachada. Esta entrada se encuentra flanqueada por jambas con molduras onduladas que ascienden hasta el dintel, el cual adopta la forma de voluta. En el centro de dicha voluta, un detalle singular llama la atención: una cara aplastada que parece representar una figura de fauno. Coronando esta portada se halla el escudo heráldico de la familia Dávila, un símbolo del linaje que habitaba este palacio.



Si alzamos la vista, podemos admirar el balcón principal, cuya barandilla metálica, obra de Pablo Romero, sigue una sinuosa curvatura. Esta baranda, profusamente decorada, incluye en su diseño el apellido de la familia Dávila, una sutil pero clara manifestación de su presencia y estatus. En la parte inferior del balcón, observamos una rica ornamentación de carácter profano, mientras que la parte superior está dominada por elementos de fuerte carga religiosa. El remate del balcón está custodiado por dos figuras arrodilladas, entre las cuales se encuentra una custodia, un símbolo de gran significado litúrgico. Esta referencia no es casual, dado que los Dávila ocuparon el cargo de mayordomos de la Sagrada y Sacramental de la Colegiata de Jerez. La custodia es un motivo decorativo recurrente en el Barroco y, especialmente durante la Contrarreforma, fue utilizada en las fachadas de algunas casas señoriales jerezanas. Ejemplos de ello los encontramos en la plaza de San Juan número 9 y en la plaza del Mercado número 14, esquina con la calle Las Cabezas.

En cuanto a la portada derecha, aunque presenta una decoración más sobria, no deja de ser interesante por su diseño. Aquí predomina una ornamentación también de carácter profano, siendo los protagonistas dos fieros leones que hacen las veces de guardianes de la entrada. Las molduras que flanquean la puerta se elevan de forma vertical, y concluyen en el centro del dintel, donde toman la forma de delfines que, en una actitud desafiante, parecen mirar hacia atrás en dirección a los leones. En la esquina derecha de una de las columnas, el capitel sirve de apoyo a una figura canina, un perro guardián que, con una postura serena, parece custodiar la entrada.


Este recorrido por los detalles arquitectónicos del Palacio Dávila es solo una muestra del rico patrimonio que aún conserva Jerez. Invitamos a todos a visitar la Plaza del Arroyo y a admirar en persona las dos portadas que hemos descrito con tanto detalle. En nuestra próxima entrada, exploraremos el Palacio de villapanés, otra joya de la arquitectura jerezana en el barrio de San Miguel en confluencia calles cerro fuerte y empedrada.



continuará.....





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