Cuando Jerez fabricaba lápices: la primera fábrica de España y su historia olvidada

ENRICO BOMBOLINI
Convento de Santa María de Gracia, conocido por todo Jerez como “Convento de Santa Rita”
Viven en él las monjas Agustinas, conocidas como las Hermanas de la Cruz. Veneran a Santa Rita y esto ha dado lugar a que el convento se conozca como “Convento de Santa Rita”.
En los siglos XV, XVI, XVII y XVIII la mayoría de los conventos femeninos fueron fundados para el retiro de jóvenes que, procedentes de la nobleza, no habían contraído matrimonio o que por diversas causas habían decidido su unión con Dios. En otras ocasiones, la fundación era realizada por una viuda con el fin de que le sirviera de retiro durante los años que aún le quedara de vida.
Sin embargo, no parece muy habitual el caso de la fundadora y priora de este convento, Francisca de Trujillo. Era aún doncella y heredera de una familia acomodada, cuando movida por su gran devoción religiosa fundó el convento, en vez de ingresar, como era habitual, en algún monasterio.
El 3 de octubre de 1526, la hija de Diego de Trujillo y de Catalina Alonso de Sanabria, Francisca de Trujillo donó todos sus bienes, incluida la casa que le servía de morada, a la Orden de San Agustín, para fundar un convento de religiosas. Días después, convertida ya la casa en convento, bajo la advocación de la Concepción recibió el hábito de San Agustín. Al mismo tiempo fue nombrada priora del nuevo monasterio.
Así, es como comienza la historia del único convento de religiosas agustinas de Jerez, que vivió grandes momentos de esplendor como demuestran las construcciones y el patrimonio artístico que aún conserva.
El templo está compartimentado por grandes contrafuertes interiores con tratamiento de pilastras adosadas, cuyas cañas se ornamentan, al igual que las rocas de los arcos que sustentan, con molduras formando registros geométricos. La nave, como es característico en estas construcciones barrocas, se cubre con una bóveda de cañón con arcos fajones y lunetos, mientras que, en el tramo que sirve de crucero, aparece un casquete semiesférico sobre pechinas, con decoración mixtilínea. Las pechinas son ocupadas por lienzos ovales en los que se representan los Padres de la Iglesia.
Al mismo siglo XVIII corresponden también la mayoría de los retablos que se conservan en su interior. Así, en el lado del evangelio, a los pies, junto al coro de las religiosas, se encuentra el retablo dedicado a San José. Esta máquina arquitectónica del primer cuarto del setecientos, está formada por un banco y un cuerpo dividido en tres calles por columnas. Éstas se encuentran ocupadas por las esculturas de San Antonio de Padua y Santa Bárbara, flanqueando la imagen del santo titular, obra de reciente creación. En el ático, el Arcángel San Miguel. De la misma época, es el presidido por la imagen de San Agustín, encontrándose en las calles laterales, las pinturas de San José con el Niño y la Adoración de los Reyes. En el remate, en una vitrina, la Cabeza del Ecce Homo y, sobre éste, un lienzo que representa la Trinidad con los Corazones de Jesús y María.
En el mismo tramo, pero en el lado contrario existen también dos retablos. En uno de ellos se representa a Cristo, como fuente de la vida acompañado por Santo Tomás de Villanueva y San Nicolás de Tolentino ayudando a las ánimas del Purgatorio. El otro retablo, el del Calvario posee una hornacina central que alberga a Cristo en la Cruz, pudiendo fecharse entre 1630 y 1660.
También del tercer tercio del siglo XVIII son los dos retablos hornacinas del crucero. El del lado del evangelio, está ocupado por la imagen de vestir de Santa Rita, obra relacionada con las de los círculos de Blás Molner y de Cristóbal de Ramos. En el lado contrario, la imagen de San Nicolás de Tolentino se pueden datar en el segundo cuarto del siglo XVII. Asimismo, son interesantes las pinturas murales que sirven de complemento al retablo de Santa Rita. El retablo mayor es también uno de los pocos elementos conservados de la decoración del seiscientos, aunque ligeramente reformado.
A los pies, como es habitual en los conventos de clausura, se sitúan los dos coros del convento. El coro bajo fue realizado en 1617, según el testimonio que aparece en uno de los capiteles que sujetan la techumbre, donde se lee: "Se acabó esta obra año 1617". Pero, al igual que el resto del convento, sufrió una nueva remodelación en el siglo siguiente, apareciendo ésta fechada en la antigua reja del coro, donde puede verse la inscripción con los años 1773 y 1775. Asimismo, resulta especialmente interesante el situado a los pies de la iglesia.
El convento es famoso por los dulces que hacen las monjas, pastas de mantequilla, magdalenas de mantequilla, polvorones, mazapán, amarguillos, cocadas de yemas, figuritas de mazapán, peritas y damasquitos, nevaditas, pastelillos de bienmesabe, magdalenas de aceite, bollos de aceite, roscos, merengues, sultanas, tortas, tortas de almendra, masa real, hojaldrinas, empanadillas, cortadillos. Por encargo: empanadas de jamón york, bacon queso y dátiles, empanadas de atún o de carne, tocinos de cielo, bizcochos, pozos y tartas.
El Convento tiene una gran relación con la Hermandad del Cristo del Amor, ya que la misma permaneció en el Convento entre los años 1982 y 1987. En algunas ocasiones la Hermandad ha celebrado actos en este Convento, como por ejemplo los celebrados por el 75 aniversario fundacional de la misma. También cuando las imágenes han tenido que abandonar su capilla por reformas en la misma, estas han ido hacia este Convento. Todos los años, el jueves previo al primer viernes de marzo, la imagen del Señor Cautivo visita a las Hermanas del convento en el rezo del Vía Crucis. También lo hacen los más pequeños de la Hermandad cuando por el mes de junio llevan a la Santísima Virgen de la Palma, una pequeña talla que posee la corporación.
Desde 2018 se monta un belén napolitano en Navidad. Muy interesante de ver, os lo recomiendo para las próximas Navidades.
Un hecho insólito que ocurrió en el año 1784, cuando un grupo de catorce monjas, sin que nunca se llegaran a conocer las causas, se rebeló contra la madre abadesa, a la que tras quitarle el báculo y las llaves, salieron en procesión hasta el Convento de San Cristóbal donde permanecieron refugiadas durante más de un año, se supone que hasta la destitución de la abadesa por parte de la autoridad eclesiástica.
Estaba este convento, de San Cristóbal, estaba situado en lo que hoy es plaza del Banco, tiene su origen en un hospital. Estaba regido por una cofradía dedicada a San Cristóbal, fundada en el siglo XV por una caritativa mujer llamada Dª Mencía Suárez de Moscoso, esposa de D. Diego Fernández Zurita. Junto al mismo fue fundado en 1543 un pequeño convento de monjas del mismo nombre. Al desaparecer el hospital en 1545 éste pasó a formar parte del convento. No tenemos noticias documentadas de su abandono por parte de estas monjas por el decreto de Desamortización. Lo único que sabemos es que fue derribado en 1875 cuando ya estaba casi en ruinas.
En la noche del 18 de enero de 2015 el convento sufrió un intento de atentado probablemente relacionado con los sucesos de Charlie Hebdo. Sin embargo, meses después la investigación policial concluyó que fue una falsa denuncia de un expolicía.
El atentado contra Charlie Hebdo, semanario satírico francés, fue un tiroteo llevado a cabo en la ciudad de París el 7 de enero de 2015, cuando dos hombres enmascarados y armados con fusiles de asalto y otras armas entraron en las oficinas de dicho semanario. Matando a 12 personas e hiriendo a otros 11 al grito de “Alá es grande” durante el ataque. Los asaltantes se identificaron como pertenecientes a Al Qaeda, que asumió la responsabilidad por el ataque.
El convento de Santa Rita es una verdadero tesoro enclavado en el Jerez antiguo, concretamente en la Plaza de Ponce de León, frente al famoso ventanal plateresco y al popular colegio del Salvador. Una tosca portada nos adentra en un mundo espiritual sin igual. En lo que todo en su interior es una Belleza sin parangón.
Se cuenta una historia de miedo, de fantasmas, en la calle adjunta al convento, Calle Vid, Se dice que entre los muros de las viejas edificaciones junto al convento habita el espíritu de una monja que nunca pudo alcanzar la paz después de morir.
Una noche, dos hombres caminaban por la Calle Vid y se encontraron con una monja que estaba fuera del convento, como buscando ayuda. Los dos caballeros, preguntaron a la religiosa si podían serle de alguna utilidad. Agradecida, la religiosa les pidió, por favor, que la acompañaran para cargar algo que estaba a unos pocos metros de allí. Ellos, gustosos aceptaron.
La monja caminó rápido, les costó seguirle el paso y sin esperarlos desapareció. Cuando doblaron la esquina de la calle, el primero de los hombres se halló solo, la calle apenas estaba iluminada por la luz de la luna. No había ni rastro de la monja ni de su compañero. Regresó sobre sus pasos, y vio el cadáver de su amigo degollado. Un gran charco de sangre bañaba el suelo. La escena pone los pelos de punta. El Convento fue el negro, como la misma muerte, telón de fondo para aquella espantosa escena, que venía a complementarse con la mirada perdida y carente de vida del amigo.
¡Ojo! Con esa calle. No la crucen a la ligera, es mejor dar un rodeo, sobre todo en las noches sin luna, tengan cuidado. Yo no andaría por allí. ¡Cuidado con ese fantasma!
En el blog del Sr. Eduardo Arboleda Ballén podéis encontrar esta historia más ampliada y otras muchas más que os pondrán los pelos de punta.
Hace unos pocos meses la fachada principal del convento se ha restaurado, ha recuperado el esplendor de antaño, ya que permanecía parcialmente oculta bajo capas de mortero de cemento. Aunque la portada del monasterio estaba catalogada como una obra del siglo XVIII, ahora puede afirmarse que es de finales del XVII. Además, se han encontrado en esa fachada elementos de características similares a los que se aprecian en la portada de la iglesia de San Miguel o el claustro del antiguo convento de San Agustín.
La portada ha recuperado el cromatismo propio y original de la piedra de la Sierra de San Cristóbal, habiéndose utilizado para ello las mismas técnicas que se emplearon en su momento para la rehabilitación de la fachada de la basílica de la Merced. De este modo se ha evitado la utilización de componentes químicos para optar por elementos naturales con el objetivo de garantizar la conservación de la piedra.
Este convento y todo lo que tiene en su interior es una joya que os invito a descubrir.
Enrico Bombolini
azulejería con imagen de Santa Rita |
callejón desde otra perspectiva |
Puerta principal |
calle lateral convento Santa Rita |
imagen de fachada principal todas las imágenes son autoría propia |
Muy interesante el articulo sobre el convento santa rita
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