Cuando Jerez fabricaba lápices: la primera fábrica de España y su historia olvidada

Durante todo el siglo XIX, se llevaron a cabo diversos proyectos con el objetivo de traer agua potable a Jerez. Finalmente, en 1869, las aguas del Tempul lograron este propósito. Antes de este logro, hubo muchos intentos fallidos principalmente debido a sus altos costos. Hasta principios del siglo XIX, muchas casas jerezanas disponían de agua potable a través de pozos, obtenida de los acuíferos más importantes del subsuelo de la ciudad. Había abundante agua y no a mucha profundidad.
Con el aumento de la población y la escasez de agua en épocas de sequía, se hizo evidente la necesidad de modernizar el sistema de abastecimiento. En respuesta, surgieron varios proyectos, como la Fuente de la Alcubilla y la de San Telmo, que se abastecían del agua de los albarizones. Estas fuentes públicas, donde los vecinos podían obtener agua de manera gratuita, estuvieron operativas durante casi todo el siglo XIX.
A comienzos del siglo XIX, la mayoría de la población obtenía el agua a través de pozos situados en el interior de las casas, mediante aljibes o cisternas que recogían el agua de lluvia. También recurrían a distintas fuentes que existían en la ciudad. Estas fuentes se nutrían de los pozos de los extrarradios de la ciudad, donde se acumulaban grandes cantidades de agua en el subsuelo. El agua se extraía mediante norias de sangre, impulsadas por tracción animal, generalmente por mulas, y luego se conducía a la ciudad mediante tuberías subterráneas.
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imagen noria de madera tirado por mulas |
Un recorrido por las fuentes históricas de Jerez revela nombres y lugares emblemáticos: la Fuente de los Dos Caños, la de los Cuatro Caños de San Telmo, la de la Alcubilla, la de la Plaza de San Juan, la de la Calle Ponce, la del Llano de Santo Domingo y la de las Puertas de Sevilla. Gracias a los mapas litografiados realizados en 1852 por el arquitecto José San Martín, conservados en el Archivo Municipal de Jerez, sabemos que existieron otras fuentes en la Plaza del Arenal, en San Dionisio (llamada de la Tinaja) y bajo la Catedral (llamada de El Salvador). Esta última, a los pies de la Catedral, es probablemente la más antigua de la población, relacionada con el origen de la propia ciudad y existente desde el siglo XV.
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Mapa de fuentes y pozos de agua que existían en Jerez siglo XIX |
También encontramos la Fuente de la Calle Ponce y varios pozos significativos como el Pozo Olivar y el Pozo de la Plaza del Carbón, que abastecía la Plaza de las Verduras. La importancia del agua en la vida de la ciudad se subraya con un dato curioso de 1857, cuando un anuncio en el diario "Guadalete" promocionaba una empresa de transporte de agua a domicilio. Esta empresa utilizaba carros con barriles especialmente sellados para evitar el consumo directo y así prevenir el contagio de enfermedades.
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Barril de madera |
A mediados del siglo XIX, el agua tenía un precio de 1 real por carga, equivalente a unos 70 litros. En ese tiempo, un jornalero ganaba alrededor de 800 reales al año y una familia de cinco miembros consumía aproximadamente 20 litros diarios, lo que significaba que el gasto en agua podía alcanzar casi el 15% de sus ingresos anuales. El agua era bastante cara, por lo que el ayuntamiento solía proporcionar agua gratuita de las fuentes de su propiedad, siempre que el presupuesto del cabildo lo permitiera. Sin embargo, a veces este servicio era arrendado a particulares para aliviar las cargas municipales. Así ocurrió con la Fuente de la Alcubilla en 1837, para desespero de sus vecinos que se vieron privados de la gratuidad del agua.
Los primeros pasos hacia el proyecto Tempul comenzaron con la creación de sociedades de abastecimiento de agua. En marzo de 1868 se concedió el permiso para llevar a cabo estos estudios.
El 31 de octubre de 1861 se autorizó a la sociedad a hacer un estudio en los ríos Guadalete, Majaceite y el Manantial del Tempul, o de cualquier otro dentro de la cuenca de estos ríos. Esta autorización tenía una vigencia de dos años, pero no implicaba ningún derecho a la concesión de las aguas, algo que no se logró hasta 1863. Este proyecto de abastecimiento de aguas despertó el interés de empresas especializadas de la época. A lo largo de 1861, surgieron propuestas de distintos ingenieros representados por casas inglesas.
Una figura clave en este proyecto fue el ingeniero Ángel Mayo. Su nombre empezó a sonar con fuerza en la prensa local en septiembre de 1861, ya que él fue quien llevó a cabo el proyecto definitivo de aguas del Tempul.
La Real Orden del 5 de junio de 1863 concedió por fin la autorización para el uso de las aguas del Tempul y aprobó la ejecución de las obras según el proyecto. Los primeros estudios se realizaron en agosto de 1861, marcando el inicio de una auténtica transformación en el abastecimiento de agua de la localidad.
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foto manantial del Tempul |
En el proyecto se examinaron 12 posibles puntos de abastecimiento. Aquí citaremos algunos de ellos: el manantial de Mesas de Asta, el río Guadalete antes de su confluencia con el Majaceite, el manantial de benamahoma, el manantial de Tempul y el manantial de la piedad, entre otros.
Tras considerar todas las variables y con el objetivo principal de abastecer Jerez de agua potable, se decidió utilizar el manantial de Tempul. Sus aguas llegaban a jerez por gravedad, eran de muy buena calidad y mantenían una temperatura constante tanto en invierno como en verano.
Los primeros trabajos en el acueducto del manantial de Tempul consistieron en limpiar las zonas matorrales, descubriendo las salidas de agua hasta formar un pequeño embalse con paredes de piedra para evitar desprendimientos y la turbidez del agua. El acueducto se construyó de forma rectangular con medidas ideales para el recorrido interior y su limpieza: 0,95 metros de altura por 0,70 metros de ancho. El trayecto total de distribución era de 46 kilómetros.
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Plano acueducto del Tempul |
El 22 de junio de 1869, alrededor de las 5 de la tarde, se abrieron las compuertas en el Tempul. Las expectativas y cálculos se cumplieron, y antes de las 10 de la mañana del 23 de junio, las aguas del Tempul llegaron al torrente y se precipitaron sobre el depósito. Este evento transformó la vida de los habitantes de Jerez, asegurando el progreso y la prosperidad de la ciudad.
Muestra de fotos: recabadas de varias fuentes publicas en los archivos de la biblioteca municipal
libro sobre aguas de jerez
Libro apuntes para el Urbanismo de jerez durante el siglo XIX
De Jesús Caballero Ragel.
Texto: por Belerofonte
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Trabajos mantenimiento |
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Vista del deposito Tempul entrada zoológico |
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Contador de agua tipo Kenedy |
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