Cuando Jerez fabricaba lápices: la primera fábrica de España y su historia olvidada

Hoy hacemos un nuevo viaje por el corazón de Jerez, explorando el vibrante mundo de los establecimientos conocidos como tabancos, esas pequeñas y encantadoras tiendas de vinos que alguna vez se alinearon en las calles y mercados, ofreciendo una muestra del espíritu de la ciudad.
Pongámonos académicos: según la RAE, un tabanco es un puesto, tienda o cajón que se pone en las calles y mercados para la venta de comestibles, eso según la RAE, en nuestro propio vocablo jerezano, un tabanco no era eso; no se venden comestibles, a lo más unas aceitunas para compartir y un puñado de cacahuetes. El gran protagonista aquí siempre era el vino, en vaso o en botella, popularmente también eran conocidos como bodeguitas o rincón bodeguero. En Jerez, encarnaban una forma de entender lo cotidiano y vivir la vida día a día
![]() |
foto sacada del libro, los tabancos y ventas de Jerez de Juan de la Plata. |
En el pasado, los tabancos no fueron precisamente muy bien visto en aquella época; eran frecuentados por las gente más humilde y trabajadora de Jerez gente sencilla en los que encontraban en ellos, su santuario privado, donde desconectar (como se dice ahora) de las largas jornadas de la vida diaria, un lugar para relajarse y entablar animadas conversaciones con amigos tomando una copa de buen vino.
Comencemos nuestra historia con un vistazo alegre de nuestros protagonistas: Acherón, el vampiro y Enrico Bombolini, el marino.
Nos los imaginamos saboreando un clásico vino de la casa en sus vasos cortos de la época, siguiendo estrictamente la tradición del tabanco: una marca de tiza en el mostrador donde se apuntaban las cuentas. Para picar, como mucho, unas aceitunas, eso sí, aliñadas con un buen vinagre de Jerez. ¡Gloria bendita! En el ambiente, un olor a tabanco, ese olor característico que deja el vino tras posarse en el pequeño depósito que existía debajo de cada bota donde servían el vino a granel. En dicho depósito se recogía el vino sobrante que goteaba por la canilla. Nuestros protagonistas, sentados en su esquina en bancos o banquetas de madera maciza, comenzaban todos los días su rutina de contar historias. Mientras, a trasluz, miraban los destellos coloridos que dejaba el vino, como en un ejercicio hipnótico, comenzaban a hablar del Siglo de Oro de Jerez y sus Tabancos.
![]() |
titularidad propia realizada con i.a generativa |
Formalmente, según registro oficiales, estos establecimientos se denominaban tiendas de vino o despacho de bebidas.
Aquí hay un epitafio peculiar de un antiguo bebedor: "Aunque la muerte me ha dejado sin poder beber, quisiera oír dos responsó por la boca de un tonel".
A finales del siglo XIX, Jerez contaba con alrededor de 97 tabancos. pero en lugar de aburrirles con una lista tediosa, hoy en esta primera parte, resaltemos algunos de los menos conocidos aunque algunos puedan perdura en la memoria de los más vetustos de Jerez.
Vamos a comenzar por un tabanco llamado La Bandera, ubicado en la Calle de las Cruces, cerca de la catedral. Se cree que lleva ese nombre por una bandera que alguna vez se exhibió en su fachada. En 1892, otro tabanco de bonito nombre, La Camelia, abrió sus puertas en el número 10 de la calle Onda. No muy lejos de allí, en el número 7 de la calle Gravina, se encontraba El Edén, conocido por servir vinos embotellados de Rudil Hermano, procedentes del pago Macharnudo. Otro establecimiento digno de mención fue La Mezquita en el número 21 de la calle Algarve, que finalmente se transformó en una cafetería, bar y cervecería que prosperó durante más de un siglo hasta finales del siglo XX.
Ya entrado el siglo XX, nos encontramos con El Clavo, quizás el lugar más emblemático de Jerez. En esa época, más que un tabanco, era un bodegón por su gran amplitud. En la Plaza Vargas se encontraba La Perla Jerezana. Enfrente de este, muchos años después, se instaló Los 2 Deditos, mítico tabanco propiedad de Don Manuel Carrera García Crespo. En la actualidad, sigue ubicado en el mismo sitio, pero ya como afamada cervecería de referencia.
![]() |
foto recogida del libro mencionado con anterioridad |
No nos olvidemos de La Alegría de San Marco, situada en el número 15 de la calle San Marco, conocida por sus vibrantes tintos Valdepeñas. Los Toneles, en el número 2 de la Plaza La Yerba, se decía que era lugar frecuentado por los republicanos de Jerez. Mientras que El Pasaje, ubicado en el número 8 de la Calle Santa María, pasó de ser una tienda de comestibles a un lugar de reunión para el gremio de los camareros, con una mesa de billar para el disfrute de los socios. No fue hasta el 16 de diciembre de 1925 que se inauguró oficialmente como El Pasaje, llamado así por su salida a la calle Mesones. Anteriormente, dato que mucha gente desconoce, se llamaba "La Fortuna", como indicaba un anuncio en un carnet de la Feria de Abril y Mayo de 1923 que anunciaba sus deliciosos aperitivos, vinos de Jerez, café a 15 céntimos y licores variados. El anuncio decía así: "¡Feriante, La Fortuna es una delicia! Santa María 8 y Mesones 7".
![]() |
cartel ficción año 1923 |
Como puedes ver, la historia de los tabancos está llena de curiosidades, de historias atemporales contadas en una barra. Sin querer extendernos mucho más en esta primera parte, continuaremos en la segunda, donde profundizaremos en tabancos más contemporáneos como Las Rejas, El Tabanco del Duque, El Nono, El Gallego, "La Bodeguilla", "El Chachi", "Los Palitos", etc., así como algunas anécdotas de la época.
![]() |
foto sacada del libro" Los tabancos y Ventas de Jerez". |
![]() |
Anuncio de 1935 típico tabanco jerezano |
Todos estos datos son de titularidad pública y pueden consultarse en la Biblioteca Central de Jerez de la Frontera. Entre algunas fuentes está el libro de Juan de la Plata sobre tabancos y ventas de Jerez.
texto por Belerofonte.
Comentarios
Publicar un comentario